¿Cómo se consigue la excelencia?
Aristóteles solía decir que: “La excelencia es un hábito”.
Lo cual entiendo, es consecuencia de practicar un día sí y otro también una serie de comportamientos o actitudes.
Talvés en este momento no se actúe como tal, pero hay esperanza, mientras exista el deseo y la actitud de desarrollarla, pues éstos son el ingrediente esencial para adquirir el conocimiento necesario para practicar la excelencia en nuestras vidas.
Las 13 virtudes junto con su preceptos son:
1. Templanza: No comas hasta sentirte harto. No bebas hasta la exhaltación.
2. Silencio:Sólo habla lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo. Evita las conversaciones insignificantes.
3. Orden: Que todas tus cosas tengan su sitio, que todos tus asuntos tengan su momento.
4. Determinación:Resuélvete a realizar lo que deberías hacer, realiza sin fallas lo que resolviste.
5. Frugalidad:Sólo gasta en lo que traiga un bien para ti o para otros. No desperdicies nada.
6. Diligencia: No pierdas el tiempo, ocúpate siempre en algo útil, elimina todas las acciones innecesarias.
7. Sinceridad: No uses engaños que puedan lastimar, piensa inocente y justamente y, si hablas, hazlo en concordancia.
8. Justicia: No lastimes a nada con injurias u omitiendo entregar los beneficios que son tu deber.
9. Moderación: Evita los extremos. No guardes resentimientos tanto tiempo aunque puedas creer que lo merecen.
10. Limpieza: No toleres la falta de limpieza, ni en el cuerpo ni en la ropa ni en la vivienda.
11. Serenidad: No te dejes alterar por nimiedades, ni por accidentes comunes o inevitables.
12. Castidad: Frecuenta raramente el placer sexual, sólo hazlo por salud o descendencia, nunca por hastío, debilidad o para injuriar la paz o reputación propia de otra persona.
13. Humildad: Imita a Jesús y a Sócrates.
Si te preguntas ¿ y por dónde empiezo?
El mismo Benjamín Franklin te aconsejaría: “No trates de trabajar todas al mismo tiempo, en lugar de eso, trabaja en una y sólo una cada semana y deja todas las demás a su suerte ordinaria”.
Si bien es cierto que el mismo Franklin reconoció no vivir siempre de acuerdo a estos preceptos, él creía que el tenerlos presentes e intentarlo lo hizo una mejor persona y contribuyó enormemente a su éxito y felicidad.
Benjamín Franklin en su: “Autobiografía de un Hombre Feliz”.
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