EL PENSAMIENTO "ZEN"
UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO ZEN
Le urge al hombre encontrar un camino que le enseñe a liberarse del seductor engaño de confiarse a los sueños, a la ambición, a los estímulos de una publicidad o de una propaganda exteriores grandilocuentes como orientaciones de su actividad.
El zen, forma de interpretar la realidad de origen budista, recoge una sencillez de principios de dificil transmisión a través de las palabras, que trata de rescatar al hombre del sufrimiento de la existencia.
La doctrina zen remarca con especial interés como fundamentos de su enseñanzas:
- La recuperación de la simplicidad y de la sencillez.
- La posibilidad de hallarlo todo, paradójicamente, al perderlo todo.
- Un especial entusiasmo en la riqueza del vacío.
- La inexistencia de un principio y un fin. Tan sólo existe el vacío.
El zen trata de ser una reconciliación de la persona con el ser sensible, con el cosmos, gracias a la cual el hombre se centra en la realidad que le envuelve captada ahora en su íntima verdad dando de lado a la engañosa verdad que manejamos en el mundo conceptual y lógico. El pensamiento discursivo-lógico-racional-conceptual es descalificado por la postura zen.
La realidad fundamental de uno mismo, en sí cercana y natural se nos resiste, nos cuesta mucho captar por un simple error de perspectiva mental.
El zen persigue el derrumbamiento de toda nuestra falsa construcción mental alcanzando así nuestra mismidad. La emancipación de la conciencia, el encuentro con uno mismo integrado completamente en el universo, como mejores líneas de contacto con la realidad.
¿QUÉ ES EL ZEN?
El taoismo chino, modo de liberación primitivo, apadrinó el nacimiento del zen, al unirse al budismo mahayana hindú. La fusión de ambas filosofías dieron nacimiento al "zen".
El zen es un método budista para conseguir una comprensión directa de la realidad (de la vida). Fue difundido durante el Siglo VI desde la India a China donde se le consideró como "lo que apunta directamente al corazón del hombre".
El zen se basa en una sencillez de principios incomunicables con la palabra, más bien con una simple sonrisa. Es un modo de vida basado en el budismo y en su vía del medio que consiste en evitar los extremos. Los extremos son el abandono a los placeres y el disfruto por un lado, y por el otro la agonía de las mortificaciones y austeridades.
La doctrina zen persigue en síntesis:
* Experimentar las realidades cotidianas de forma objetiva, tales como son, y no como nos gustaría que fueran.
* La recuperación de la simplicidad y sencillez
* Hallarlo todo al perderlo todo. "La posesión crea conmoción provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre". "La frustración de un deseo reprimido crea ansiedad".
* Detener el intelecto y la imaginación para poder experimentar las realidades concretas como son realmente.
* Liberarse del yugo de los "conceptos". Destruir las rígidas formas del pensamiento con el que intentamos poseer la vida.
* Encontrar el entusiasmo en la riqueza del vacío.
* Despertar el sentido innato de la existencia.
EL VACÍO
Para el zen vaciarse significa darse cuenta de que realmente no se tiene nada y que nunca se ha tenido nada. Nada que ganar y nada que perder, nada que dar y nada que recibir; ser exactamente así de pobre y sin embargo ser rico en posibilidades inagotables.
El vacío zen es un vacío dinámico y vivo, inaprehensible y atemporal, cuya verdadera naturaleza permanece desconocida. La esencia de la vida se siente, no se piensa (no se racionaliza o conceptualiza), y cuando se capta se comprende su naturaleza de vacío.
Ese estado de "desprendimiento" y "ausencia" de deseos es a la vez espiritual y psicológico.
Un poema zen dice así: "El camino perfecto carece de dificultades excepto la de negarse a admitir preferencias, sólo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces; una diferencia de un décimo de pulgada es lo que separa al cielo de la tierra. Si quieres verlo con tus propios ojos, no debes tener pensamientos fijos, ni a favor ni en contra." "Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado"
El zen descubre su esencia en la vida trivial y sin acontecimientos extraordinarios, del hombre corriente. Rechaza todas las escrituras (textos) y opiniones de otros en beneficio o preferencia de la experiencia personal. También rechaza las actitudes excesivamente reverente ante los temas sagrados.
Habla el maestro zen Dogen:
"Aprender el camino de Buda, es aprender acerca de uno mismo. Aprender acerca de uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es estar iluminado por todas las cosas del mundo. Estar iluminado por todas las cosas del mundo es prescindir del cuerpo y de la mente propias."
Habla el maestro zen Ummon:
"Cuando camines, limítate a caminar. Cuando te sientes, limítate a sentarte.
Y sobrLOS PROCESOS MENTALES Y SUS FALSAS REPRODUCCIONES
Al vivir en la espontaneidad, en la naturalidad, de nada sirven los dogmas y las teorías. Objetivar, cosificar, conceptualizar la realidad es la pretensión obsesiva que persigue el conocimiento convencional del hombre de occidente.
Todo lo que se presenta frente a él, ya sea divino o humano ha de ser clasificado y encapsulado dentro de una definición rígida e inamovible. De esta forma nos formamos ideas, creencias, deseos y aversiones todas ellas ficticias, ajenas al mundo verdadero de la realidad presente y siempre cambiante.
NUESTRA PROPIA NATURALEZA (LA INCLINACIÓN NATURAL)
Nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas respondiendo al mundo tal como creemos que se espera de nosotros, lo cual ha dado lugar a la creencia de que poseemos un conjunto de características que, sumadas, constituyen una "personalidad". Pero la verdadera "persona" está debajo de esa máscara pesada y artificial.
EL OBJETIVO DEL ZEN
El zen trata de alcanzar el perfeccionamiento o la iluminación del ser humano de forma espontánea, instantánea, instintiva y natural. De forma fulminante se conquista la comprensión de la realidad y la armonía o integración del ser en la totalidad integradora del universo. Luego el camino zen, llega incluso a confundirse con la meta. El zen trata de conseguir vivir en la verdadera realidad, y para ello crea a su alrededor un clima o atmósfera para alcanzar la iluminación. Para ello se sirve de tres elementos:
- La meditación sentada o zazen, las enseñanzas de los maestros o sutras y los koan.
El zen persigue la aniquilación del orgullo, la vanidad, la obsesión, la susceptibilidad y la excesiva animosidad. El zen detesta el egoísmo que se manifiesta en efectos calculado (con resultados artificiosos y efectistas) o cualquier otro tipo de autoglorificación.
EL SATORI ZEN (LA ILUMINACIÓN INMEDIATA)
Para vivir la verdadera realidad de forma armoniosa con el universo es necesario alcanzar el "satori zen" o "iluminación inmediata". Trás una acumulación de conceptos y argumentaciones se llega al límite de carga admisible y el edificio se derrumba en sí y entonces se abre un nuevo cielo a lo lejos.
Se trata de una especie de catástrofe espiritual que se presenta súbitamente. Estamos, entonces en el verdadero punto de arranque hacia la iluminación.
Para ello hemos de:
* Deshacernos de todas las imágenes ilusorias continuamente repetidas sobre las que ha cristalizado durante tanto tiempo nuestra voluntad y que nos han proporcionado tantas angustias y preocupaciones.
* Olvidarnos de nuestro "yo", siempre tomado tan a pecho y siempre origen de sufrimiento.
* Desterrar todas las obsesiones que continuamente nos crispan, paralizan y absorben nuestra energía
"En el misterio de la paz interior no se puede entrar racionalmente, con la lógica. Sólo es posible a través de la ininteligibilidad".
Una vez alcanzado el satori, las excitaciones exteriores ya no provocan deseos contradictorios de manera que el hombre, a partir de entonces, ya no sufre con las miserias de la vida.e todo, no titubees."
LOS PROCESOS MENTALES Y SUS FALSAS REPRODUCCIONES
Al vivir en la espontaneidad, en la naturalidad, de nada sirven los dogmas y las teorías. Objetivar, cosificar, conceptualizar la realidad es la pretensión obsesiva que persigue el conocimiento convencional del hombre de occidente.
Todo lo que se presenta frente a él, ya sea divino o humano ha de ser clasificado y encapsulado dentro de una definición rígida e inamovible. De esta forma nos formamos ideas, creencias, deseos y aversiones todas ellas ficticias, ajenas al mundo verdadero de la realidad presente y siempre cambiante.
NUESTRA PROPIA NATURALEZA (LA INCLINACIÓN NATURAL)
Nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas respondiendo al mundo tal como creemos que se espera de nosotros, lo cual ha dado lugar a la creencia de que poseemos un conjunto de características que, sumadas, constituyen una "personalidad". Pero la verdadera "persona" está debajo de esa máscara pesada y artificial.
EL OBJETIVO DEL ZEN
El zen trata de alcanzar el perfeccionamiento o la iluminación del ser humano de forma espontánea, instantánea, instintiva y natural. De forma fulminante se conquista la comprensión de la realidad y la armonía o integración del ser en la totalidad integradora del universo. Luego el camino zen, llega incluso a confundirse con la meta. El zen trata de conseguir vivir en la verdadera realidad, y para ello crea a su alrededor un clima o atmósfera para alcanzar la iluminación. Para ello se sirve de tres elementos:
- La meditación sentada o zazen, las enseñanzas de los maestros o sutras y los koan.
El zen persigue la aniquilación del orgullo, la vanidad, la obsesión, la susceptibilidad y la excesiva animosidad. El zen detesta el egoísmo que se manifiesta en efectos calculado (con resultados artificiosos y efectistas) o cualquier otro tipo de autoglorificación.
EL SATORI ZEN (LA ILUMINACIÓN INMEDIATA)
Para vivir la verdadera realidad de forma armoniosa con el universo es necesario alcanzar el "satori zen" o "iluminación inmediata". Trás una acumulación de conceptos y argumentaciones se llega al límite de carga admisible y el edificio se derrumba en sí y entonces se abre un nuevo cielo a lo lejos.
Se trata de una especie de catástrofe espiritual que se presenta súbitamente. Estamos, entonces en el verdadero punto de arranque hacia la iluminación.
Para ello hemos de:
* Deshacernos de todas las imágenes ilusorias continuamente repetidas sobre las que ha cristalizado durante tanto tiempo nuestra voluntad y que nos han proporcionado tantas angustias y preocupaciones.
* Olvidarnos de nuestro "yo", siempre tomado tan a pecho y siempre origen de sufrimiento.
* Desterrar todas las obsesiones que continuamente nos crispan, paralizan y absorben nuestra energía
"En el misterio de la paz interior no se puede entrar racionalmente, con la lógica. Sólo es posible a través de la ininteligibilidad".
Una vez alcanzado el satori, las excitaciones exteriores ya no provocan deseos contradictorios de manera que el hombre, a partir de entonces, ya no sufre con las miserias de la vida.
La ascensión al satori lleva consigo la disipación de todas las dudas e indecisiones. Ya no hay nada de lo que evadirse. Las complicaciones pasadas y presentes, siempre para nuestro intelecto, gravosas e innumerables, ya no valen la pena.
Hasta entonces, nuestros esquemas mentales sometidos al reino de la tiniebla impenetrable nos han impedido el disfrute de la vida. El nuevo descubrimiento zen a través de la iluminación hace que el espíritu se sienta libre y en libertad; es sinónimo de espontaneidad, lo opuesto a la afectación.
La afectación, el engolamiento, los aires místicos son síntomas del fracaso en la búsqueda de la verdad.
El zen huye del artificio y de la intencionalidad. Lo "perfectamente natural", "lo no afectado" son muestras de la liberación. El espíritu ahora universalista, integrado en el cosmos, ya no se siente comprometido por y con nada y sin apegarse a nada se coloca libremente en una omnipresencia perfecta que equivale a una especie de perfecta inmovilidad.
"Aplacad todas vuestras ansias, sed como ceniza fría y plantas marchitas; mantened la boca estrechamente cerrada, hasta que crezca en ella el musgo, sed inmaculados como puro lienzo blanco. Sed fríos e inanimados como un incensiario en un santuario abandonado. Símbolo del estado de la nada absoluta."
El "satori" es, pues el estado donde cada uno encuentra el lugar que le corresponde en el flujo de la vida, identificándose con todo lo existente y amado. Alcanzar el "satori" equivale a descubrir el significado de la propia existencia. Experimentar el estado natural de la mente, del que emanan todas las buenas acciones y la armonía. Llegar a ser verdaderamente "humano", relacionándose con los demás con una conciencia y comprensión intuitiva totalmente desinteresadas.
El "satori" es un estado interno, lleno de claridad y paz en el que logra en cada persona identificarse con todo lo que a uno le rodea y contemplar a la gente sin juzgarla. Para el hombre "iluminado" el "yo" pasa a no existir, alcanzando un estado de "pobreza" y "vacuidad" equiparable a una experiencia mística (el satori).
EL SATORI, REMEDIO A UNA PATOLOGÍA GENERALEMENTE ACEPTADA
La conducta patológica (de nuestro esquema mental) resulta ser la situación común a la mayoría de las personas y por tanto tiende a ser equivocadamente calificada como conducta "normal". El "satori" trata de recuperar el ritmo o el pulso genuino, es decir el estado propio y normal de cada individuo.
Para ello es necesario:
* Abandonarse a si mismo.
* Vaciar nuestra mente de las imágenes aprehendidas y acumuladas.
* Olvidarse, no atender a doctrinas, dogmas, a dioses y símbolos, como por ejemplo ocurre en la religión cristiana.
Lo valioso del zen es su propuesta de conseguir la reconquista de la "vida diaria", mediante la captación y entrega al ritmo que pide cada cosa, cada acción en cada momento.
El zen persigue recuperar el ritmo natural en los actos cotidianos a través de la captación del ritmo "genuino". Este pulso "original" y "espontáneo" supone la desaparición de los efectos de los malos hábitos, ampliamente extendidos en nuestra sociedad.
LA PRÁCTICA ZEN: LA SUBLIMACIÓN DE LA VIDA DIARIA
"Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos".
"No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice".
La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica.
Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta.
"Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento)".
"Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinfân de cosas.... "
La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente. "Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".
LA ACTITUD PERFECCIONISTA
El auto-perfeccionamiento supone una reafirmación del yo. Con la actitud perfeccionista se pretende dotar al "yo" de una serie de añadidos, reforzamientos para así acomodar o ajustar el "yo" de acuerdo con un canon de belleza o prestigio exterior a él.
La actitud perfeccionista tiene como resultado:
- Las mentiras porque tan sólo persigue utopías:
- Bienes y cuerpos sin sombras
- Mañanas prefabricadas por la mente
- Individuos tan bellos y tan perfectos que tan sólo podemos encontrar en las estrellas de las películas.
La vida zen es renunciar al utópico y obsesivo perfeccionamiento, es no preocuparse sino por lo que se tiene entre manos, sin más ilusión que la de deleitarse en el perfume de una flor o el de una mujer que pasa junto a nosotros, en la contemplación de una obra de arte o en el gustar el crujido expansivo de una manzana partida entre los dientes.
"La paz sólo se puede conseguir armonizando los elementos de la propia naturaleza".
LA POSESIÓN Y EL DESEO
La posesión de las cosas empobrece al hombre, mientras que la renuncia le enriquece. La posesión crea conmoción, provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre. Por último, la frustración de un deseo reprimido crea ansiedad.
EL ZEN, GUÍA ESPIRITUAL DE LOS SAMURAIS
El feudalismo japonés basado en una dictadura militar se sustentaba en la figura del "shogun", el generalísimo y en su casta de guardias-guerreros conocidos con el nombre de "samurais".
La filosofía zen se convirtió en la guía espiritual de este grupo elegido de soldados.
Los samurais, se encontraban bajo el amparo y protección del "shogun". Disfrutaban de una serie de derechos. Por ejemplo , llevar dos sables y hacer justicia por si mismos ante las clases inferiores. Sus comportamientos eran regidos por un estricto código de honor, el "bushido" o "Tao del Guerrero", muy influenciado por el zen.
El zen de los samurais se fundamentaba en los siguientes principios:
* El aprecio de lo real, de lo inmediato, de lo cotidiano.
* La capacidad para favorecer la inspiración venida del interior.
* El arrojo libre de toda consideración reflexiva.
* La búsqueda de la energía vital en el zen. Zen como brevario energético.
El "bushido" de los samurais es la adaptación del zen al arte militar que aún perdura reflejado en las artes marciales, riquísima fuente de inspiración sobre toda la vida japonesa. Todas las artes marciales que constituyen el "budo" contienen un fin espiritual. El ejercicio correcto a través del entrenamiento corporal lleva con el sacrificio a la madurez espiritual.
EL ZEN Y EL ALMA JAPONESA
"No hubo y no hay un japonés que no esté influido por el zen en sus más profundos sentimientos".
El zen abarca todos los dominios de la vida popular japonesa:
- La arquitectura, la poesía, la pintura, la jardinería, los ejercicios físicos, el artesanado, el comercio, el arte del té, el arte de disponer las flores (ikebana), las escuelas y los monasterios.
EL SINTOÍSMO, EL ESPÍRITU "SINTO"
El sintoísmo es la raíz más primitiva de la cultura japonesa. Sintetiza la unión de alma o yo japonés con el universo, con el yo cósmico y con la naturaleza. Fuera de la naturaleza el hombre japonés no estaría completo. El espíritu "sinto" supone la asimilación de los ritmos sutiles y primordiales de la Naturaleza, de la vida universal y se asemeja al espíritu "zen".
Ambos persiguen la pérdida del sentimiento del "yo" como centro de atención del interés humano. La fijación en el propio yo es paralizadora y esclavizadora para el hombre. Multiplica las necesidades, las ilusiones, los deseos y las frustraciones. Todos ellos fuente de sufrimiento.
"Si fijas la atención en ti mismo, tu espíritu será una traba".
LA LÓGICA ZEN
El zen quiere tomar al asalto la fortaleza de la insensatez y demostrar que nosotros vivimos psicológica y biológicamente de forma desnaturalizada. El zen apuesta por la negación del raciocinio lógico. Lo que realmente cuenta es la intuición activada en un despertar individual y único de manera espontánea. Se trata de alcanzar la intuición propia a través de la búsqueda del ritmo cósmico dentro del individuo.
El zen es una vivencia y no un doctrinarismo por tanto exige una aproximación basada casi exclusivamente en la práctica. Posturas, ritmos del cuerpo y de la mente sirven de ayuda para alcanzar una actitud más integradora con el universo. La búsqueda de la serenidad y el enriquecimiento de la vida espiritual desde la no-intencionalidad (el wu-wei taoísta ) y desde la vida cotidiana es el objetivo que persigue el zen.
LA NO INTENCIONALIDAD, LA NO FINALIDAD (el wu-wei taoísta)
"Una vida dedicada, por paradójico que parezca, a la búsqueda de un fin está vacía de todo contenido; es una persecución incesante que "falla" siempre. Solo cuando no hay fin ni prisa quedan los sentidos humanos solamente disponibles para recibir el mundo".
Occidente está obsesionado con el concepto de esfuerzo, de tensión continuada por la conquista y anticipación del futuro, de competitividad y eficacia.
Para Oriente el concepto de esfuerzo se entiende como sentido del ritmo y goce de la realidad presente.
"El tiempo no es nada, es una entidad minusválida que tienen mucho más de mental que de real".
LOS MONJES ZEN Y LOS LAICOS
La vida del monje es muy dura. No obstante abren sus monasterios a los laicos profanos en todos los ámbitos de la vida: Actividades artísticas y manuales, meditación etc...
Algunos laicos acuden cada mañana a practicar un rato de "zazen" en el monasterio más próximo o bien privadamente en su domicilio.
Al laico no se le exigen especiales renuncias, no se le imponen prácticas morales tan sólo se le orienta ayudando mediante tres ámbitos:
* El "zazen" o meditación sentada.
* El "gedo" que comprende las artes tradicionales: ceremonia del té, arreglos florales, dibujos etc...
* El "budo" que comprende las prácticas de las artes marciales, el tiro al arco, el kendo o esgrima, el aikido y el yudo.
EL "DO"
En japonés el sufijo "do" significa "arte" o "camino", práctica aleccionadora sobre la manera de vivir, de la existencia. Aiki-do, Kon-do, Yu-do..., todos ellos ejercicios de entrega exclusivo a la tarea de la liberación.
Casi cada profesión, cada artesanado está considerado en Japón como un "do", es decir un Tao o camino, algo similar a lo que se designaba en Occidente con el nombre de "misterio".
Cada "do" era en un momento dado un método laico utilizado para el estudio de los principios adoptados del taoismo, del confucionismo y del budismo-zen.
Las artes, los "dos", recogen por tanto, la sabiduría de las tradiciones que se remontan a varios siglos.
En la vida diaria y cotidiana, en la vida profesional se presentan mil oportunidades de ejercitar la vivencia del ritmo auténtico que hace mención la filosofía zen:
- Al dar un sencillo paseo.
- Al soportar el vaivén del vagón del metro.
- Al conducir un coche.
- Al nadar en un lago.
Cualquier sencilla actividad cotidiana puede estar impregnada de espíritu zen. Comportándose de forma certera, sólo atendiendo al dictado último y espontáneo, libre de toda intencionalidad, con un interés atento, una finura de sensibilidad auténtica y una ascética vivificadora.
La manera equivocada de comportarse atendería a las siguientes prácticas:
- Abandono al automatismo distraido.
- Uso del malhumorado desdén.
- La atención a normas exteriores como, por ejemplo, el que dirán o el dictamen publicitario.
- Los malos y deshonestos hábitos.
La manera acertada de comportamiento se resumiría en:
* Configuración de la persona de acuerdo a su naturaleza.
* Desnudarse o desprenderse del engaño de la construcción mental o concepción dualista en que nos encontramos inmersos: El bien-el mal, el premio-el castigo, el yo-el mundo exterior, lo bello-lo feo, la suerte-la desgracia...
ZAZEN
El zazen o meditación sentada trata de hacer transcurrir el tiempo de manera que no quede presidido por ninguna intención, ni siquiera la de desembarazarse de la intención. Tratar de alcanzar una toma de contacto entre el yo y el mundo exterior (ruidos, objetos y otras manifestaciones), entre el espíritu y su contenido.
La contemplación sentada ayudada por una serie de posturas observadas - "Asanas" son las posturas de meditación observadas por la filosofía zen - persigue la imperturbabilidad de la esencia de la mente, lograr la pureza de la mente.
Concentración sin pensamientos (vaciada de toda intención, intentando no pensar en nada).
Al contrario que en la meditación "yoga" (dhyana yoga) donde se intenta concentrarse fija e intensamente en un objeto o en algo concreto, el zen trata de expulsar cualquier pensamiento de la mente. El objetivo perseguido es detener los procesos mentales que entretienen al hombre dándole la falsa idea de la realidad.
La meditación zen es más bien una desconcentración, una meditación sin objeto ni fin que excluye el proceso discursivo de la razón y la intervención de la imaginación. La meditación zazen se contempla como un recurso de liberación de la mente que trata de evitar la conciencia objetivante que cosifica la realidad.
El zazen trata de conseguir el ritmo energético-vibratorio adecuado para alcanzar un profundo recogimiento, con la atención desconectada de toda realidad, sin percibir el transcurso del tiempo ni del dolor.
La meditación es una forma de estar en el mundo, no una posición física (postura de Buda). La meditación es un tanteo en la búsqueda del ritmo del cosmos. No se busca nada concreto, ni nada distinto de lo que ya se tiene. Tan sólo se intenta alcanzar una zona de encuentro donde corregir las deformaciones de nuestra visión dualista (bueno-mal, aceptación-culpa-pecado, acertado-equivocado....)
El zazen trata de desembarazarse de todo tipo de pensamientos, imágenes y propósitos. Eliminar las distracciones (ruidos, olores, frío, calor etc....), todos los estímulos sensitivos, las preocupaciones, deseos y temores que ascienden del subconsciente con el fin de encontrar el vacío. Desterrar las sensaciones somáticas desagradables, pensamientos encadenados unos con otros que nos embargan confundiéndonos y haciendo nacer el sufrimiento.
Todos los pensamientos no son más que un ir y venir vacío, sin substancia concreta, condenados a desaparecer en cada instante. El zazen intenta cortar las distraciones (el placer, el dolor), tomando serenamente conciencia de ellas y reduciéndolas a sus verdaderas proporciones, considerándolas como tan sólo una pequeña parte de un Todo.
La meditación sentada o zazen se basa en la espontaneidad y en la no-intención cuyo fin es conseguir un estado desprovisto de toda intención y alcanzar un vaciamiento absoluto para así conquistar la imperturbabilidad y la pureza de la mente.
Este sistema de meditación zen se enfoca como un descanso, muy útil para encontrar el ritmo vital o para recuperarlo. Este ritmo vital hace referencia al ritmo energético o vibratorio adecuado para alcanzar el profundo recogimiento, con la atención desconectada de toda realidad y sin percibir el transcurso del tiempo y del dolor. Corregir en úlltima instancia las deformaciones de nuestra visión dualista de la realidad.
EL ETERNO AHORA Y LA ESPONTANEIDAD
Para una conciencia clara no hay ni pasado ni futuro sino tan solo el presente. El ahora, el "eterno ahora". Hacer de la "naturalidad original perdida" un hábito saludable y cotidiano es el objetivo que persigue el zen cada minuto. Sosegar la continua agitación de los procesos mentales de nuestro temperamento, a través del control y de la relajación.
LA RESPIRACIÓN EN ORIENTE: EL PRANA O EL KI
La respiración es un medio de contacto con la energía cósmica denominado en sánscrito "Prana" y en japonés "Ki" (aliento/vitalidad) que inunda el cosmos y mantiene la vida. El "Ki" es la energía dinamizadora que disfruta de niveles, muy superiores a la fuerza física.
El "Ki" es captado a través de los ejercicios de la respiración y sirve para construir todo el proceso de cambio espiritual en el camino del zen. La respiración en Oriente se diferencia sustancialmente de la de Occidente en que la primera es abdominal y la última torácica. La respiración oriental es refleja y pasiva, abandonándose y dejando que sea el aliento el que marque el ritmo de respiración. Dejarse respirar, ser respirado es el procedimiento utilizado.
EL OJO DEL PRAJNA
La sabiduría intuitiva zen o "prajna" permite penetrar en el carácter relativo de todo lo que parece ofrecer una solución o constituir una realidad segura. El ojo del prajna percibe y piensa que la posición humana no es sino persecución de fines que desencadenan otros fines, un deseo de objetos a los que la fuga del tiempo vuelve tan insustancial como el viento.
La vida del hombre es una trampa fatal en la que el propio hombre es el predador y la propia presa al mismo tiempo. La toma de conciencia de la calidad de esta trampa fatal acontece cuando se produce una maduración y se asiste a una rotación en lo más profundo de nuestra conciencia.
La trampa fatal consiste en la creación de artificios, ideales, ambiciones y actos auto-propiciatorios, siempre superfluos.
El zen propone vivir "espontáneamente" pero sin buscar intencionadamente esa "espontaneidad". El zen también propone que cada cosa sea libre para ser lo que es, sin disociarse del mundo y sin esforzarlo en ordenarlo.
SUTRAS
En el zen la enseñanza doctrinal carece de valor frente a la "iluminación" espontánea, pero no obstante sus textos (sutras) son muy apreciados y utilizados.
El discípulo-monje incrusta en su espíritu a fuerza de repeticiones innumerables la esencia de las enseñanzas de los sutras, de manera que llega incluso a constituirse en un reflejo condicionado de su proceder.
La vida mental del monje se reparte entre la "meditación" y la "recitación" infinitamente repetida de los sutras. El sutra es recitado a modo de salmodia.
La recitación repetida insistentemente se realiza de forma lenta en un principio y después cada vez más aprisa al son del batidor o molinete de oraciones.
El texto-sutra se imprime en el cerebro del discípulo con el mismo rigor que la música tibetana de los lamas, dando ritmo a su mente; injertando en ella el concepto de "vacuidad" para de esta forma captar la realidad de forma intuitiva.
Se persigue, una vez más, la anulación del proceso de raciocinio para obtener la "iluminación".
La mente explora el sutra, rumia su enunciado y busca todas sus consecuencias. Del contenido del sutra, de todas estas ideas nuevas, tan sólo queda un poso, desapareciendo ante la presencia arrolladora de la realidad.
En el zen la experiencia personal vivida se opone vigorosamente a la autoridad y explicación objetiva de los escritos sagrados, doctrinas e interpretaciones de sabios y eruditos. Siendo infinitamente más importante la experiencia de cada individuo.
El sutra es tan solo un apoyo, una ayuda para crear el ambiente o el clima para preparar la eclosión necesaria para alcanzar el satori o iluminación.
EL NUDO GORDIANO ZEN: LOS KOANS
El koan es un conjunto de anécdotas y reflexiones ininteligibles y contradictorias propuestas por el maestro al discípulo, donde se exponen y plantean problemas que no tienen solución por la vía lógica; acertijos insolubles que encierran una contradicción per se.
A través de la negación y la paradoja se pretende disgregar la conciencia racional, estimulando, al igual que el sutra, el preludio de la "iluminación".
Los koans son en definitiva un compendio de dichos de famosos maestros zen pronunciados en determinadas situaciones. Koan significa textualmente "documento" o "disposición legal".
En la actualidad se entiende por koan, la anécdota de un viejo maestro o el diálogo entre un maestro y un monje o también una apreciación o pregunta planteada por un maestro, una especie de prueba o examen.
"El té es el sabor del zen, el sándalo es el perfume del zen, el koan es su escolástica"
El discípulo da vueltas a la anécdota absurda (koan) no sólo durante el zazen o periodo de meditación sino en todos los momentos disponibles del día. El discípulo, entonces, se siente completamente estúpido, como si se hallase encerrado en un gran bloque de hielo, incapaz de moverse y de pensar. La mente siempre rumiando, hasta que la mente escapa al mundo de la lógica.
Un koan que pudiera explicarse dejaría de serlo porque perdería su fuerza, la ininteligibilidad que actúa como nueva dimensión a través de la cual se abre un portillo hacia la "iluminación". El koan aporta un brutal shock de ilógica y una aspiración espontánea hacia la iluminación inmediata. El koan prepara a la mente para abandonar el reino de las ideas-cosas a fuerza de desengaños y desilusiones e iniciar así un nuevo camino hacia la realidad más real y sencilla, hacia las cosas tal como realmente son (las cosas-cosas).
MANTRAS
En los centros budistas diseminados por todo el mundo se practican ciertos cánticos llamados de alta energía acompañados de tambores, panderetas, cacerolas, moktaks (gongs), campanas y otros instrumentos se tratan de los mantras o especie de cancioncillas repetidas sucesivamente.
El mantra simplemente protege la mente, facilitándole una palabra con completa connotaciones como una alternativa a las dolorosas asociaciones que se adueñan de la mente de las personas. Trata de expulsar de nuestra mente las corrientes mecánicas de asociaciones y relaciones que nos alejan de la visión global, totalizadora de la realidad.
EL JARDIN ZEN
El jardín zen persigue dar vida en el espectador, el significado de las esencias ocultas bajo las meras apariencias. Para ello se utiliza el espacio de un modo puro y simbólico. Por ejemplo a través de la confección de un paisaje seco con diseño de surcos y crestas perfectamente proporcionados; trazados en la arena con un rastrillo de bambú.
Los elementos más empleados son la arena blanca, las rocas y el musgo. La piedra en el jardín zen rodeada de arena blanca, provoca ondas. La piedra simboliza la figura de un pensamiento que provoca ondulaciones (interferencias) distorsionando la realidad. El agua en reposo es el símbolo de la mente en reposo y refleja la realidad en toda su pureza.
El más famoso jardín zen se encuentra en Kyoto (Japón) y es el jardín de Ryonji. Se trata de un "Kara senzui" o paisaje seco, formado por arena blanca rastrillada y rocas estratégicamente colocadas. Tan sólo 15 piedras sueltas en una extensión de arena trillada son los elementos que forman Ryonji.
El arte zen se caracteriza por evocar, de forma sencilla la enseñanza del Mahayana (escuela budista que hace hincapié en el vacío y en la compasión como vehículos hacia la iluminación):
" La forma es vacío y el vacío es forma"
EL LOTO
El loto es el símbolo budista de la iluminación pues sus raíces se hunden en el fango (de las pasiones humanas) mientras las hojas y flores se abren al Sol (símbolo de la pureza).
EL HAIKU
El Hiku es la forma de poesía especialmente zen. Es la poesía más pura y sin artificios. En términos budistas esta breve composición de 17 sílabas, expresa la esencia de cada cosas. El "haiku" por tanto es la expresión de una iluminación temporal que nos permite penetrar en la vida de las cosas.
EL TEATRO JAPONES "NÓ"
El teatro japonés "Nó" ha tenido sus raíces en el zen. El silencio tiene una gran importancia y la historia más que contarse, se sugiere. El actor protagonista enmascarado y todos los demás actores hacen gala de tal economía expresiva que se ha llegado a describir el "Nó" como una "danza congelada". Esta actuación muda o interna hace que todo movimiento, por trivial que sea, adquiera un especial significado, hasta el punto de que variaciones minúsculas han dado lugar a diferentes escuelas de interpretación. Este silencio y estatismo en las representaciones "Nó" se rompen bruscamente mediante el grito ocasional de Hruuhh!. Y puede provocar que los espectadores den un salto en su butaca.
EL IKEBANA O ARTE DEL ARREGLO FLORAL
Para el espíritu zen existe una relación estrecha entre el cielo, el hombre y la tierra. Todos ellos son considerados como estados de la mente. El tallo alto de una planta representa el cielo, el tallo mediano representa al hombre y el tallo corto simboliza la tierra. El ikebana atiende a esto símbolos entre otros para confeccionar sus cuerpos y composiciones florales.
CEREMONIAS ZEN
Las ceremonias zen son numerosas y se practican de forma usual en la vida diaria japonesa. Como ejemplo podemos citar:
* La reverencia: Implica sencillez, eliminación de todo lo innecesario, de manera que nada se interponga en el proceso de captación intuitiva de la realidad.
* Ceremonia de la preparación y servicio del té: Siempre suele ir acompañada del aroma de la quema de incienso.
ARTES MARCIALES ZEN
Todas las artes marciales son luchas a vida o muerte con el propio ego. Se pueden utilizar para la autodefensa pero su verdadero objetivo es el conocimiento de uno mismo, que conduce a la realización.